¿Qué es la meningitis?
La meningitis es una afección de salud grave en la que las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal (llamadas meninges) se inflaman. Los virus, bacterias u hongos pueden causar meningitis. Puede afectar a personas de cualquier edad y causar complicaciones graves si no se trata de inmediato.
Tipos de meningitis
Los tres tipos principales de meningitis son viral, bacteriana y fúngica.
- Meningitis viral: este es el tipo más común de meningitis y, por lo general, es menos grave que otros tipos. Los virus comunes, como los enterovirus, el herpes simple o las paperas, a menudo la causan. Puede desarrollarse junto con una infección respiratoria (respiración) o gastrointestinal (digestiva).
- Meningitis bacteriana: este tipo es más grave y puede poner en peligro la vida, a veces en cuestión de horas. Aproximadamente una de cada cinco personas que contrae meningitis bacteriana tiene complicaciones graves y aproximadamente una de cada 10 personas muere a causa de la infección. Se produce cuando ciertas bacterias ingresan al torrente sanguíneo y viajan al cerebro y la médula espinal.
- Meningitis por hongos: este tipo es poco común y generalmente ocurre solo en personas que tienen sistemas inmunológicos debilitados, como personas que viven con VHI/ SIDA, personas que han recibido trasplantes de órganos sólidos o de médula ósea, o personas que reciben quimioterapia o terapia inmunosupresora. Se produce cuando ciertos hongos ingresan al cuerpo, generalmente al inhalarlos.
Otros tipos de meningitis: parásitos, amebas, tuberculosis, lupus, reacciones químicas, alergias a medicamentos, algunos cánceres y otras enfermedades pueden causar meningitis.
La meningitis es similar a la encefalitis (inflamación del cerebro), pero las dos afecciones no son iguales. Con la meningitis, las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal se ven afectadas. Con la encefalitis, el propio cerebro se ve afectado.
Síntomas de meningitis
Si nota algún síntoma de meningitis, es importante que busque atención médica de inmediato. Vaya a la sala de emergencia. Con un diagnóstico temprano, los proveedores de atención médica pueden encontrar la causa de la meningitis y comenzar el tratamiento de inmediato.
Los síntomas pueden comenzar unos días después de un resfriado, vómitos o diarrea. Los síntomas pueden variar según el tipo de meningitis, pero a menudo verás:
- Fiebre
- Dolores de cabeza intensos y persistentes.
- Rigidez de cuello
- Dolores o molestias en las articulaciones
- Sensibilidad a la luz (fotofobia)
- Fatiga, somnolencia o dificultad para despertarse
- Náuseas y vómitos
- Confusión, irritabilidad o dificultad para concentrarse.
- Falta de apetito o falta de sed.
- Convulsiones
- Erupción* (en meningitis bacteriana)
*Para las personas con piel más oscura, una erupción puede ser más difícil de detectar, pero puede ser más fácil de ver en las palmas de las manos y las plantas de los pies.
Puede resultar más difícil notar los síntomas de la meningitis en los bebés. Pendiente de:
- mala alimentación
- Irritabilidad o llanto
- Inactividad o lentitud
- Reflejos anormales
- Un punto blando abultado (fontanela) en la cabeza.
- Un cuerpo o cuello rígido
Complicaciones de la meningitis
Retrasar el tratamiento, especialmente en el caso de meningitis bacteriana, puede provocar complicaciones como:
- Daño cerebro
- Pérdida de la audición
- Problemas de la vista
- Problemas de aprendizaje o problemas de conducta en los niños.
- Problemas de memoria y concentración.
- Problemas con el movimiento, el equilibrio o caminar
- Artritis
- Daño o insuficiencia orgánica
- Choque
- Convulsiones o epilepsia
- Septicemia
En casos graves, la meningitis puede provocar la muerte.
Diagnóstico de meningitis
Es importante saber qué tipo de meningitis tienes, ya que los tratamientos son diferentes. Para diagnosticar la meningitis, los proveedores de atención médica pueden considerar:
- Historial médico, incluidos sus síntomas, su gravedad y cómo se infectó.
- Examen físico, incluido el examen neurológico.
- Hisopo nasal o de garganta para detectar infección.
- Punción lumbar (punción lumbar) para buscar infección en el líquido cefalorraquídeo y determinar el tipo de meningitis.
- Análisis de sangre para buscar bacterias y virus.
- Tomografía computarizada o resonancia magnética para detectar inflamación o anomalías en el cerebro.
- Radiografías de tórax para detectar neumonía, ya que después de la neumonía se puede desarrollar meningitis.
- Pruebas adicionales para descartar otras afecciones que puedan causar síntomas similares a la meningitis.
Tratamiento de meningitis
Para tratar la meningitis, los proveedores intentan abordar cualquier causa que la esté causando y reducir los síntomas. El tratamiento de la meningitis puede incluir:
- Antibióticos intravenosos (IV), medicamentos antivirales o tratamientos antimicóticos, según la causa.
- Esteroides para tratar la hinchazón.
- Medicamentos para tratar el dolor de cabeza, dolores corporales y fiebre.
- Fluidos intravenosos para mantenerlo hidratado y controlar las complicaciones.
- Oxígeno para ayudar con la respiración.
Dependiendo de la gravedad de su meningitis, es posible que deba permanecer hospitalizado durante varios días.
Es importante seguir su plan de tratamiento y escuchar los consejos médicos si tiene meningitis. Tome todos sus medicamentos según lo recetado, asista a sus citas de seguimiento, manténgase hidratado, descanse lo suficiente y comparta cualquier inquietud con su proveedor de atención médica.
Prevención de meningitis
Puede reducir sus probabilidades de contraer meningitis vacunándose y tomando medidas para evitar la infección.
Las vacunas ayudan a prevenir infecciones bacterianas que pueden causar meningitis. Dependiendo de su edad y factores de riesgo, es posible que necesite estas vacunas:
- Haemophilus influenzae tipo b (Hib)
- Conjugado neumocócico (PCV15 o PCV20)
- Polisacárido neumocócico (PPSV23)
- Conjugado meningocócico (MenACWY)
- Meningococo del serogrupo B (MenB)
Las vacunas también pueden proteger contra infecciones virales que pueden causar meningitis, como varicela, sarampión, paperas y rubéola.
Es especialmente importante que los estudiantes universitarios estén al día con las vacunas, ya que vivir cerca de muchas otras personas aumenta el riesgo.
La mayoría de las veces, la meningitis no es contagiosa, pero los gérmenes que pueden causarla pueden propagarse y aumentar el riesgo. Para prevenir infecciones y evitar contraer o propagar los gérmenes que pueden causar meningitis:
- Lávese las manos con frecuencia.
- Cúbrete la boca y la nariz al tos o estornudar.
- No comparta artículos personales como utensilios, vasos, pajitas, bálsamo labial o cepillos de dientes.
- Evitar el contacto cercano con personas que están enfermo.
- Elija un estilo de vida saludable para mantener fuerte su sistema inmunológico. Consuma alimentos nutritivos, haga actividad física con regularidad, no fume y asegúrese de descansar lo suficiente.
- Si está embarazada, reduzca el riesgo de contraer listeria evitando la leche y el queso no pasteurizados y las ensaladas y frutas preparadas previamente. Las carnes frías, los embutidos y las salchichas deben recalentarse a 165 grados F.
Hable con su proveedor sobre la vacunación para ayudar a prevenir la meningitis si está inmunodeprimido o si viaja a un lugar donde su riesgo de contraer meningitis es mayor.
También hable con su proveedor si ha estado en contacto cercano con alguien que tiene meningitis. Es posible que quieran que tome antibióticos para reducir su riesgo.
Factores de riesgo para la meningitis
Estos grupos tienen más probabilidades de contraer meningitis:
- Infantes y niños pequeños, ya que su sistema inmunológico aún se está desarrollando.
- Personas con sistemas inmunológicos debilitados, como aquellos con VHI/ SIDA o trasplantes de órganos o que están recibiendo terapia inmunosupresora.
- Personas que viven en espacios reducidos, como dormitorios universitarios o cuarteles militares.
- Personas que no han sido vacunadas
- Personas que han tenido recientemente una infección de las vías respiratorias superiores o del oído.
- Personas sin bazo o con el bazo dañado
- Personas con infecciones frecuentes de nariz, oído o sangre.
- Personas con enfermedad de células falciformes
- Personas con trastorno por consumo de alcohol
- Personas con lesiones traumáticas en la cabeza que dañan las barreras protectoras del cerebro.
- Viajeros que van a zonas de alto riesgo como el África subsahariana o La Meca durante la peregrinación al Hajj.
Recuperarse de la meningitis
Dependiendo de la gravedad de su meningitis, la recuperación puede llevar semanas o incluso meses. Puede ayudar a:
- Infórmese a sí mismo y a su familia sobre la recuperación para que sepan qué esperar y cómo pueden apoyarlo.
- Comuníquese abiertamente con los proveedores de atención médica sobre sus desafíos e inquietudes.
- Elija una dieta nutritiva y manténgase hidratado para poder sanar.
- Descanse y regrese lentamente a sus actividades normales según lo permitan sus niveles de energía. Después de la meningitis, es posible que se sienta cansado durante algún tiempo. Puede resultar difícil regresar al trabajo, la escuela o las actividades sociales.
- Comparta sus sentimientos y preocupaciones con sus seres queridos.
- Conéctese con otras personas en línea o en grupos de apoyo en persona para compartir sus experiencias.
- Obtenga atención profesional si tiene ansiedad, depresión u otros problemas de salud mental.
Si tiene más preguntas sobre la meningitis, comuníquese con su proveedor de atención médica. Y si tiene síntomas, visite el departamento de emergencias más cercano para obtener atención médica inmediata.